Zalatrusta "El Come Rizomas" : La Cazería

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Y estaba Zalastruta comiendose un rizoma a la sombra de un girasol cuando Lezequiel llegó.

- Buenas noches Zalatrusta

- Buenas hasta que tu llegastes asqueroso Lezequiel. Te veo preocupado, cuéntame que te sucede, sacas una cara de indio...

-Estoy preocupado por que no consigo cazar con mi reclamo, llevo asi todo este invierno y no puedo llevarme ni un hipogrifo a la sartén.

-Yo te enseñaré - dijo Zalatrusta

Ambos se liaron un buen cigarro de petiquera y se fueron por los lugares donde Zalatrusta conoció el arte de la caza con vesque.

-Hoy te enseñare a cazar Cibarbus, Tilines y el peligroso Petirojo, coge ese armazón de acero y saca el vesque.

Lezequil entrego el vesque a Zalatrusta el cual empezo a extenderlo por la vieja olivera que tenían al lado.

-Y ahora restrégalo tú, Lezequiel.- dijo Zalatrusta

Ambos terminarón de llenar de pringar el árbol con la deliciosa pasta, elaborada por dioses en otras epocas antiguas, fue entonces cuando ámbos se retiraron detrás de unas aliagas no muy lejos, para ver como avanzaba la cosa.

Allí, escondidos oían el sonido del reclamo que Lezequiel había traido.(piuuu,piu,piu,pio,pio)
De repente un pajarillo se depositó en una de las ramas, quedandose literalmente pegado.

Lezequiel estaba nervioso, pero Zalatrusta le dijo:

-Calma y observa- dijo Zalatrusta.


Zasss, y el pequeño pajarillo echo a volar...

-¿Pero Zalatrusta que ha pasado?-dijo Lezequiel

-Ven, mira

La cara de Lezequiel quedo descolocada, las patas del pobre pajarillo estaban alli, el pajaro se había mutilado echandose a volar dejando sus deliciosas y sucias patitas en la rama.

Ahora aprenderas Lezequiel que en el mundo también existen las Cardelinas, las pobres no son consideradas, pero ya ves como pasan de todo, hasta de sus piernas, son el opio del pueblo.
Por lo que ese reclamo que tienes no es otra cosa que una sucia Cardelina, caza un Tilín y ya verás como todo cambiará. - Dijo Zalatrusta

Lezequiel le dio las gracias, y de nuevo Zalatrusta le dio un buen caliqueño de petiquera para reflexionar.
Acabaron de fumar y para despedirse, Zalatrusta le revento la cara partiendo su labio y parte de la oreja, Lezequiel tan agradecido por tanto amor prometió a Zalatrusta que volvería al día siguiente.

-Mañana hablaremos Lezequiel, pero no te fies jamás de las Cardelinas.-dijo Zalatrusta.

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